“Llegará un día en que la raza humana
se habrá secado como una planta
vana,
y el viejo sol en el espacio sea
un carbón inútil de apagada tea.
Llegará un día en que el enfriado
mundo sea un silencio lúgubre y
profundo”
Alfonsina Storni
En la obra gráfica de Luis Camacho, ya sea en sus cuadros o
dibujos, el óxido y la herrumbre, la suciedad y el metal se convierten en la
pátina de la tristeza que cubre, absolutamente todo el universo agónico de un
ser que espera; dejando, en larga agonía, habitaciones, puertas y pasillos
vacíos sin retorno, sin un principio ni un fin, como ojos que al mirar exhalan
angustia y olvido.
Soledad plúmbea habitada por una luz azulada y tibia, que
tímidamente e inevitable ante las miradas, asoma por un escueto ángulo hacia la
vida y la esperanza.
In me omnis spes mihi est.
(Solo en mí mismo esta toda esperanza)
Terencio
Phornio, 139